Look at me!

Encuentro redundante las formas en las que nos enteramos de nosotros mismos. Me parece estúpido que uno se tome una foto a sí mismo; en una conversación, lo más majadero posible es ocupar una frase de mas de cinco palabras sobre uno mismo. Vaya, un espejo al que se le mira con demasiada insistencia, ya no es prueba de narcicismo, es sencillamente la comprobación de que fuimos convencidos de algo irreal, y además, hecho en público, dá la correcta impresión de que uno es un pobre imbécil. En la escritura, todo debe en realidad ser abordado desde una óptica ajena. Uno no debe darse el lujo de confundirse a sí mismo, haciéndose creer que uno piensa esto, o cree aquello o defiende eso y detesta aquello otro, este es un juego torpe que provoca lástima en el lector y a uno lo deja como idiota de pueblo pensándo que hizo algo bien, cuando ya está toda la sopa volteada. Y con la sonrisota. Todas estas masturbaciones son el reflejo inéquivoca de nuestra proclividad a realizarnos en las cosas menos importantes, a afianzar nuestro vapuleado ego en futilidades. Y sin embargo, como todo buen vicio, lo repetimos a diario, nos aventámos de jeta en el cansado carrousel de lo inútil, lo deteriorado, lo vacuo, lo insufriblemente vaciado. Extinguida la esperanza hace mucho, con la diginidad disminuida al grado apenas elemental, nos queda el patético espectáculo. La representación lastímera. El puro show, sin ningún business. Algo como los happenings de los 60, sin la pequeña valentía que se demostraba entonces, entonces a algún caradura no le parecía la payasada de darte vueltas con la peluca y la naríz de cacatúa mientras tocabas un cello en uniciclo con la camisa ensangrentada con auténtica sangre de foca y te zampaban un tortazo que para que, para despertar en la delegación, si despertabas.Ahora ni siquiera es eso, todos nos exhibimos de maneras aún mas absurdas, sin ningun sentido y a nadie le importa. Y para peor, ni a nosotros.
Reducidos a un montón de bufones que en su pobre interpretación de si mismos, en su maquillaje, en su brillante vestimenta, en sus saltitos y volteretas, en sus ojos desorbitados buscándo los ojos que los miran, las manos que les aplauden, se pierden en la noción sobreevaluada de su propia existencia. Necesitamos tanto que nuestra representación sea presenciada, porque nuestra esencia se alimenta del otro, de su opinión, de su aceptación o negación: La necesidad abrumadora, la exasperante hambre, la voz, la mirada que se tiende a nosotros, nos permite descansar al saber que otro nos autoriza a existir.
Necesito recordarme frecuentemente esto, este peso sobre el sillón, este aliento que siento sobre los labios, esta hambre, estas ganas de cagar y el crujido de la cama son yo, estándo.
Estoy, hasta que no.

Comments

kstlab said…
muy cierto, solemos creer que somos nuestro ego y no es más que la conexión de nosotros con el entorno...

al saber esto, es simple ser, pero no entender qué, cómo, quién, por qué y para qué somos?
Adrián Naranjo said…
Somos para el momento. Antes lo había dicho: animáles de reacción, relámpagos.
Estamos habilitados únicamente para habitar en un solo tiempo transcurriente, ocupar un solo lugar en el espacio. Cualquier pretensión de explicar una esencia así de temporal, que ya ha pasado en lo que termino de escribir esta frase, es futíl, es sencillamente pretender una existencia continúa cuando en realidad esta fracturada en miles de millares de momentos, y cada uno es yo. Y no.
mi querido Cronco, efectivamente sucumbimos ante la tentación malsana de ser en el otro, o mejor dicho a partir de la mirada del otro; ese estornudo de la afirmación que sale con una violencia incontrolable y que opera sigilosamente nuestra desaparición en la red o whatever. Asunto insalvable por demás, dada la orfandad universal en la que vivimos y somos; dadas las deficiencias espirituales que literalmente nos manipulan con pequeñas dosis de alivio en la mirada ajena, pero que no son otra cosa que patéticos pataleos de nuestro ser perdido.
abrazo, gran reflexión
kstlab said…
y se me ocurre, podemos en realidad ensalzarnos por diferenciar entre ser y estar?

algunas veces parece ser más certero el "be"...

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