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Showing posts from December, 2014

Réquiem, otro.

Yo no quería quererte. Yo quería los minutos vivos de tu risa. Yo quería el tacto ocasional de tu hombro en el mío, quería la charla, el camino a casa. Quería la alegría de la arena en tu cabello, los ojos llenos de sol y preguntas. Quería el cansancio después de la carcajada los alientos mutuos, las buenas noches Quería la mañana esperada, el brazo sobre el día, como la tregua ansiada. Todo y nada. Media sonrisa, no sé ni que quería.

Cuerpo, celestial y errante

Nadaba y esperaba que las olas te arrancaran. Esperaba que la sal me sacara el hielo. Esperaba que el sol, que el viento. La marea igual sabía a caricias. Tercas, torpes caricias para nadie. En la arena moría un pez globo. Nada va a detenerse, ni a pasar de diferente manera. Cada día, abres la puerta para dejar pasar otro día. Y pasa, inexorablemente, con sus horas largas y sus horas rápidas, pasa con sus pequeñas miserias y sus glorias instantáneas, su tedio y su emoción discreta. El día llano y la noche calma. No quisiste esto. En el mar, en la amable lucha con las olas, entiendo que no entendía y que eso era el lastre en mis brazos, en mis párpados. No querías nada, ni a mi, ni lo que traían mis manos. No supe que querías, nunca. Por tanto, no sabía quién eras, que eras. No sabía tu trayectoria. Eres un cuerpo salvaje, sin órbita. ¿Como podía orbitárte, sin resultar dañado? Inasible, insostenible y ajena, finalmente ajena. Siempre hay un destino para los cuerpos celestiales,