Amor comatoso.
Cerca de las doce llega siempre puntual, recoge uno a uno sus pasos dados simétrica, sigilosamente, ayer enrolla sus mangas espera. Un poco después llega ella no es joven ni vieja, es oriental y de ahí su lejano atractivo, ordena para los dos sin verlo sin cruzar palabra nada, luego se sienta frente a él. El obedece la orden dada hace años, parece, se levanta y toma cubiertos y aderezos y ambos esperan. Frios, mecanicos habituales. Comen, ella va al baño él limpia la mesa. Se va ella poco después el. Diariamente, ni una sola palabra. No hay que leer una novela de Kundera para enterarse de estos castigos que impone el amor. Por mi parte, pienso que deberia de haber una especie de eutanasia para esto.