Paz

Las luces que apenas comienzan su turno
inseguras titilan en sus bases
al pasarlas casi siento su tibia voz
la carretera me lleva de vuelta
y el camino es un cuento lánguido
que me mece angelicálmente.

Allá atrás quedó casa,
que por ahora es solo
una cama, un refrigerador
una pantalla que me trae esperanza,
(todos los rostros y las voces
que esta buena señora tiene),
pero no es una casa aún y como sea
ya quedó atrás porque el camino
es llano, dulce y fresco como la noche que lo habita
así lo sigo escuchando la música
que alguién, sabiendo de ésta gélida,
brutal bestia que respira en mi y en tantos otros
y en él mismo, escribió, para darnos respiro
descanso, ganas de andar el camino.

Y pienso en ese rostro y esa voz
que hoy mismo, me dejo ganar un debate
empezado hace ya mucho
en un café de madrugada
entre gargantas resecas y vasos de agua
y cansancio y el miedo nuevo del que va viviendo
entonces dijiste que no había absolutos.
Hoy los reconociste tranquilamente.
Y días antes me aconsejaste bellamente.
Es bueno verte vivir tu absoluto.
Y lo ganaste a pulso, por los infiernos
en que los buscaste.

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reconciliarse con uno mismo: he ahí la manifestación de Dios en el hombre.

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