Este dulce viaje
Acercarme a tu rostro en el aire bordear los contornos tersos el baile tímido de la luz, en las fronteras de tu mentón, rozarlo apenas, como a la gota de rocío, aquella mañana (¿Recuerdas? apenas, tocarla) sentir cada delgadísimo vello uno a uno girar hacia arriba todavía en ese mismo vértigo seguir hasta el trémulo labio inferior separado por milésimas del superior, apenas descansar, reponerme en ese ínfimo espacio bajo tu labio inferior, delicioso surco sin nombre. Y ahí, girar nuevamente por la seda de tu mejilla recorrerlo ávido, pero precavido los exabruptos no son amigos de las construcciones de aire, casi sentir tus poros casi llegar a tu oreja. Subir. Con mi ceja acariciar la tuya infinítamente lento sentir tus pestañas sintiendo las mias, suave reconocimiento de keratina y fauna microscopica tuya mía, hasta que desde abajo llega la tibia respuesta tu nariz y juego entonces a rodearla, la punta de la mía haciendo su recorrido reconociéndote desde la base el arco, el tabique, ca...