Sin palabras.
Dije lo que dije, y muchas noches han pasado.
Sentí y pronuncié y traje al mundo palabras,
para que las conocieras y supieras
que cada cosa, cada instante y cada sensación
tienen un nombre y que al llamarlos por su nombre
finalmente se realizan y se hacen uno en ti y en tu historia.
Dije e hice. Completé círculos que nacieron de tu boca.
Seguí el camino que emergió justo fuera de mi casa
y que dibujaste tú, una noche de la que, como fuente
surgieron horas y días y semanas y meses,
surgieron risas y planes y calor nuevamente de mis manos,
calor que quise dejar y dejé en ti, para siempre.
Dije y digo, y continuaré diciendo que el tiempo,
el mar y la distancia son discretas sugerencias
que fijan la realidad de una mirada, que no pudo
o no supo volverse una palabra.
Quizás dos.
Sentí y pronuncié y traje al mundo palabras,
para que las conocieras y supieras
que cada cosa, cada instante y cada sensación
tienen un nombre y que al llamarlos por su nombre
finalmente se realizan y se hacen uno en ti y en tu historia.
Dije e hice. Completé círculos que nacieron de tu boca.
Seguí el camino que emergió justo fuera de mi casa
y que dibujaste tú, una noche de la que, como fuente
surgieron horas y días y semanas y meses,
surgieron risas y planes y calor nuevamente de mis manos,
calor que quise dejar y dejé en ti, para siempre.
Dije y digo, y continuaré diciendo que el tiempo,
el mar y la distancia son discretas sugerencias
que fijan la realidad de una mirada, que no pudo
o no supo volverse una palabra.
Quizás dos.
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