Allá atrás.

Donde nos vamos dejando, cada cuando desbordámos nuestras palabras para dejar partes importantes de nuestra alma en aceras, bares, escaleras que suben a ninguna parte; hasta el amanecer nos desnudamos frente a ojos que no miran, nos desgarramos el ánimo con los filos del hambre ajena, así hemos de seguir dejándonos, así vamos a acabar como árboles muertos, como el grito que se extingue poco a poco, hasta dejar la voz sangrante.
Donde.
Donde me he repartido, quién termino con mi celo, con mis ganas. Quién guardo en su cómoda mis rabias, mi puño en alto. Quién pateó bajo la cama mis alegrias, antes que pudiera verlas, antes que las tomara y me fuera. Donde, en que noche larga se fué diluyéndo mi sangre, donde se fugaron silenciosos mis mejores años y mis sonrisas profundas y mis brazos abiertos y mis mas solemnes motivaciones. En verdad quiero saber, como fué que el séquito del gran demonio alcanzó a desarmarme, como se escaparon por los hoyos que hierven entre las horas, dejándome hueco, cambiante, expuesto. Afuera pasa el viento, arrastrando mis cenizas y en mi boca permanece el sabor, de esto que debe ser el vacio.

Comments

kstlab said…
tssss... yo suelo creer que el vacío esta cuando "nos desgarramos el ánimo con los filos del hambre ajena", filos que parecen venir de fuera... pero no...

enhorabuena por las letras, sin duda uno de mis favoritos...

Popular posts from this blog

Cansancios

Lost sanity

Lo que queda