Trabajo de noche
En cualquier habitación,
hay un sedoso comercio
de palabras, de miradas
dentro del círculo que dos
tejen con caricias y roces,
sólo existe la dirección
y el trámite que ambos buscan
desde su dulce ignorancia.
En las risas de alcoba,
en los románticos planes
en la promesa del siempre,
no cabe nunca la duda
no existen fantasmas ni hay
el miserable miedo al fracaso
todo cabe y se resume
en el brillo majestuoso
que sus ojos refulgen
no existe más que el calor
de su mano. Nada.
Allá abajo, donde el polvo
se acumulará con los años
habita el futuro que paciente
afila sus garras.
hay un sedoso comercio
de palabras, de miradas
dentro del círculo que dos
tejen con caricias y roces,
sólo existe la dirección
y el trámite que ambos buscan
desde su dulce ignorancia.
En las risas de alcoba,
en los románticos planes
en la promesa del siempre,
no cabe nunca la duda
no existen fantasmas ni hay
el miserable miedo al fracaso
todo cabe y se resume
en el brillo majestuoso
que sus ojos refulgen
no existe más que el calor
de su mano. Nada.
Allá abajo, donde el polvo
se acumulará con los años
habita el futuro que paciente
afila sus garras.
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