Aguas profundas

Algo flota en la distancia.
El sol se refleja en cada cresta de ola
dentro de los caracoles, ahora sé,
no hay más que eco,
la memoria poco fiel del sonido.

La playa sigue su cotidiano rencor
las gaviotas, dulces idiotas,
se debaten en la arena
por algo lejanamente comestible
y la pareja levanta su tienda y se vá.

En este panorama de domingo salado
todo es una fotografía a destiempo
donde el obturador se cierra
justo cuando todos se mueven,
y solo quedan fantasmas
hálitos, manchas de luz;
la frustración de la imágen.

Cada actor hace su aparición,
su apagada actuación
y parte sin esperar aplauso.
Todos menos eso que flota
en la distancia, y yo.

Algo que se mece, ya en mar abierto
algo remoto y ajeno
cara al sol, espalda al abismo
con la imposibilidad de sumergirse
de saber que es profundo
que es oscuro, que es fondo.
Por su liviandad condenado
a desintegrarse en la superficie,
a ser invariablemente escupido
a la orilla, al olvido de la luz.

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viste, así trata el mar a los despojos...

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