Este nombre

Errante va, acicalando sus desvaríos, sopesando sus ansias, comparando los puños,
Errante; hambriento va, asegurando las cuerdas del viaje. Hambriento y sediento va.
Las espinas del desierto conocen su sangre, no le es extraño a las serpientes y su ponzoña, por las veredas olvidadas y los llanos polvorientos desgrana la noche de estrellas, la luna es mortaja, el frío acondiciona los huesos, los suaviza.
Aquí lo mas seguro es el olvido, lo mas extraño en estos baldíos es la memoria
¿Memoria de que? Aquí no hay nada.
Así va, trashumante desfigurado, sin descanso, sin paraíso, sin destino,
hambriento, sediento, herido, perdido:
Imparable, mientras halla un norte, mientras la mentira descanse en sus palacios
y los palacios descansen en sus mentiras, el camino seguirá tendiéndose a su paso
porque en cada silencio se menciona su nombre y en las colinas
los coyotes lloran su miedo cada luna llena, seguirá errante desgarrándose,
errante desgañitándose, errante despeinándose.
Errante creyendo.

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