Shift

Aquí, pero lejos
aquí, pero roto
aquí, pero excentrado
aquí, pero desierto
aquí
pero fragmentado.

Aquí es una limitación
una porción de espacio
donde no habito totalmente.

Aquí es un pretexto, una argucia con la que pretendemos desentendernos del allá.
Allá es el miedo ciego. El escándalo. La horrible ausencia.

Yo estoy aquí, si, pero allá también. Tengo que estarlo, porque de otra manera ¿Como puedo explicar esta presencia parcial? ¿Como no estoy enteramente, nunca? Tengo que estar desmembrado, y partes mías deben estar allá también.
Estoy aquí y allá
quizá entonces
antes y después
y siempre.

Y nunca.
Soy una miríada de instantes.Presente en todos y ausente en todos.
Estoy siendo
constante
invariablemente.

Como una angustia fría. Congelada en el instante justo antes de la desesperación final. Una angustia muerta en la garganta, que persiste inútil y ajena. No busca resolverse, no llegará a ningún precipicio ni abrirá ninguna puerta. Muerta e inoperante, cargo con su incorrupto cadáver, permanente y pesado lastre, apenas llevadero.

Se sobrevive así,roto e imposible y asido a esa imposibilidad como único medio de justificación: existo, precisamente porque sé que no puede ser.
Vivir entre renglones. Hablar y respirar y subsistir entre tiempos colisionando. Vértigo absoluto que se niega en su violencia. Mundos y mundos alternándose, infinidad de momentos destruyéndose mutuamente, cada segundo, mientras agito el café con la cuchara.
Apenas es la tarde de éste día y ya se han agotado tantos universos. Mientras dejo la taza sobre la mesa; por una fracción de segundo,
soy uno
y se aletarga la manecilla, adormecida por un viento que suavemente hace bailar las hojas de la palma. Soy uno y esa instantánea confirmación me da la cohesión necesaria para exhalar.
El humo se extiende por la sala y percibo ligeramente el crujir del hielo. Ha pasado y se instaura nuevamente el Reino de las Astillas. Soy ya el de hace un segundo y el que ahora escribe. Irreconciliables opuestos que se debaten con el que deja el bolígrafo, con el que soltó la taza y el que no dijo adiós y el que llegó a tiempo para ver la pirotecnia perfecta, el estruendo de los cristales y la lluvia.


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