Jueves cualquiera

Consecuencias. Seguir un destino que insiste en posponerse, o en sencillamente desdibujarse tanto que no se sabe si en realidad se sigue algo o llanamente caminamos como método de olvido. No voy a plantear una posibilidad más a éste deteriorado plano que tengo por vida. No acariciaré más nostalgias impertérritas. No juzgaré más los silencios que me rodean,ni les pondré etiquetas lustrosas como: "Mágico", como "Promisorio". Dejaré ser las cosas y las circunstancias y esperaré reciprocidad.

Afuera se sigue en la cuerda que el mundo nos trae, blandamente,sin demasiados sobresaltos, sin revoluciones, sin levantamientos ni armagedones. Ya le somos indiferentes a la historia, ya pasa sin nosotros.

No iré muy lejos.Se planteó una trama previa y la sigo a regañadientes,la sigo encabronado y la sigo, de cualquier modo. Que se le hace cuando el tirano dictador eres tu mismo y tus actos volviendo, maquinalmente, para fijarte un rumbo y tapiar las salidas. Soy una interminable consecuencia. Ni siquiera estoy triste,ni amargado,ni desesperanzado del todo. Estoy harto, estoy muy cansado. Estoy desencantado.


Era un juego. Y los juegos, por muy geniales que sean, se sabe, terminar por aburrir.


La genialidad. Lo magistralmente elaborado. La procesión de maravillas que fue el mundo, se acaba. Se acaba de una manera increíblemente sosa. Not a bang, but a whimper.Y ni siquiera se acaba, para peor, se pospone también, se alarga hasta esta eternidad de hastío donde ya estamos, y ver los ojos de los que recién se maravillan y uno harto pero sin poder explicar bien y ellos tan felices y descubriendo y uno con las manos en las bolsas y medio sonriendo y sufriendo esa estupidéz que son ellos y no lo saben y no merecen que se los diga, ni lo son pero lo representan tan bien y toser e irse, porque no me merecen ni yo a ellos.


No es una cuestión de valor, no son tamaños ni distancias, ni mejor ni peor, Es la disposición. Ya no se está tan dispuesto. Y es un dolor sordo que ya no se extingue y quien sabe en que pare, ver que alrededor se acomodan piezas que ya se han visto,jugadas que ya se han intentado y una melancolía desabrida te empuja a retirarte,a rendir el entusiasmo, brillando en otros rostros. Retirarse para no infectar ya no a los jugadores, al juego, que ha de seguir de cualquier modo.


Tan fuera de sintonía, que para qué.


Sentarse a pensar en el peso que siguen teniendo tantas cosas. Acariciar esas anclas que evitan el completo naufragio. Las sonrisas que siguen valiendo vidas enteras. Los ojos que son el cielo íntegro y sin engaños. La risa que sigue naciendo de cosas tontas y esplendorosas. Fumar y suspirar se hacen uno y da por pensar que quedan otros juegos quizá, otras entradas. Otros días.

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