El maduro desmadre

La suave caricia del desgano
el sábado por la tarde
hacer de la noche algo,
utilizable digamos,
dejando a la madrugada
venir extrañada a ver,
lo que le hicimos a su hermanita.

La diversión,
el descaro desde el sillón
la alegria sin sonrisas ni aplausos;
el desenfreno pausado
pensado, disfrutado grano a grano,
los niveles reventados minuciosamente
las ropas ni se diga.

Ya en la mañana
la cruda es una memoria
que no se extraña,
y lo de anoche
no es tópico de nadie.
Aunque a veces entre el café
los emails y la somnolencia
es bueno acordarse del miedo,
el viejo, infalible miedo.

Comments

el miedo, ese perro que inútilmente se aplaca con un sopapo y aún así, sigo moviendo la cola con un entusiasmo supremo
damn it
Adrián Naranjo said…
sa sabe, los perros son animales insoportables de mediana utilidad...

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