Sin vocación de historiador
Esta búsqueda de la felicidad, esta realización meticulosa, de miles de bienes y aspiraciones logra gradualmente extraviarnos, dividirnos. Tantas luchas, todas urgentes. Con esta premura, inevitablemente, por error o por pasión terminaremos confundiendo bandos, todo hoy es una doctrina nueva, feroz y recelosa y estamos dejando a nuestro escepticismo volverse peligrosamente crédulo. Los nuevos dogmas están casi listos. Ya hay filas de mártires y verdugos, solo falta esperar a saber, de que lado de la línea terminamos.