Otras calistenias.
Necesito elaborar más en un tema apenas revisado hoy:
Los "Pensamientos". Más específicamente, los míos. Mis pensamientos no los merecen la gente que no quiero.
La gente que quiero, merece mucho más que mis pensamientos. Entonces, parece que estoy condenado a cargar con ellos, por siempre.
Mi siempre, por lo menos. A todos lados, en todas las circunstancias. No me gusta pensar esto, (Ahí va, otro al costal)que un pensamiento,que nació al mirar un documental sobre derechos elementales de los ciudadanos de Estonia, va a brotar, incompleto e inopinado, en medio de una discusión sobre las virtudes de la albahaca en un omelette. O peor, mientras le informo a mi hijo sobre la necesidad de usar vestimenta al salir a la calle.
O un oscuro y bajo pensamiento, muy bajo, que nació en los tobillos de una mesera para envolverse en sus muslos, sea regurgitado al ser forzado a extenderse en los resultados de una reunión con voraces comerciantes. Y así,tópicos absolutamente dispares contaminando una línea perfecta con un rombo, o un heptágono, o una ardilla muerta.
Y entonces, irremediablemente,una figura que arrastra miles, millones de hilos con globitos llenos de pensamientos, casi todos inútiles, pero igual ahí, esperando su día.
Y escribir, que idea estúpida. Uno escribe y los pensamientos no hacen más que entusiasmarse y reproducirse. En lo que terminas tres frases ya hay el equivalente a la población actual china. Pero bueno, el hábito y la hoz, no los ve uno hasta que ya es tarde.
Es decir, si no fuera tan cotidiano, tan común, tan compartido, sería aterrador. Tengo la tendencia a preocuparme poco de las cosas que deberían preocuparme mucho y viceversa. Es sólo que me parece antinatural, abrumador.
Y entonces tomo un cuaderno y trato de trascribir algo. Quiero revitalizar esto, y que mejor que con viejas notas.
Hay algo que parece una poesía y varias notas al margen. Me gustan más las notas. Hay una en la parte superior de la hoja. Es completamente ilegible, incluso dudo si la escribí yo.
Al revisarla con más detalle, me convenzo de que la letra es mía, pero igual sigo sin entenderla. No recuerdo la circunstancia cuando la escribí, hace 3 años. Estoy casi seguro de haber estado definitivamente borracho; reclamo airadamente varias cosas, las notas son simpáticas, casi inteligentes, la aparente poesía es pésima, un balbuceo escrito, un berrinche, ni siquiera tierno:
"Abrázame Selene, sé que ya te vas..."
y así otras idioteces, para rematar en
"...hipócrita blanquecina
volverás hoy
y mañana."
seguramente estaba solo, y como no pierdo oportunidad de divertirme, aunque sea a costa mía, una de las notas
"Etapa perro: gritos a la luna"
otra
"¿Como dice que la conoció?
Y por lo menos sé que tuve oportunidad de burlarme un poco, por adelantado de lo que releo. Aunque a mi me gustaría entender esa que no entiendo. Pero no se puede hacer todo en una noche.
Los "Pensamientos". Más específicamente, los míos. Mis pensamientos no los merecen la gente que no quiero.
La gente que quiero, merece mucho más que mis pensamientos. Entonces, parece que estoy condenado a cargar con ellos, por siempre.
Mi siempre, por lo menos. A todos lados, en todas las circunstancias. No me gusta pensar esto, (Ahí va, otro al costal)que un pensamiento,que nació al mirar un documental sobre derechos elementales de los ciudadanos de Estonia, va a brotar, incompleto e inopinado, en medio de una discusión sobre las virtudes de la albahaca en un omelette. O peor, mientras le informo a mi hijo sobre la necesidad de usar vestimenta al salir a la calle.
O un oscuro y bajo pensamiento, muy bajo, que nació en los tobillos de una mesera para envolverse en sus muslos, sea regurgitado al ser forzado a extenderse en los resultados de una reunión con voraces comerciantes. Y así,tópicos absolutamente dispares contaminando una línea perfecta con un rombo, o un heptágono, o una ardilla muerta.
Y entonces, irremediablemente,una figura que arrastra miles, millones de hilos con globitos llenos de pensamientos, casi todos inútiles, pero igual ahí, esperando su día.
Y escribir, que idea estúpida. Uno escribe y los pensamientos no hacen más que entusiasmarse y reproducirse. En lo que terminas tres frases ya hay el equivalente a la población actual china. Pero bueno, el hábito y la hoz, no los ve uno hasta que ya es tarde.
Es decir, si no fuera tan cotidiano, tan común, tan compartido, sería aterrador. Tengo la tendencia a preocuparme poco de las cosas que deberían preocuparme mucho y viceversa. Es sólo que me parece antinatural, abrumador.
Y entonces tomo un cuaderno y trato de trascribir algo. Quiero revitalizar esto, y que mejor que con viejas notas.
Hay algo que parece una poesía y varias notas al margen. Me gustan más las notas. Hay una en la parte superior de la hoja. Es completamente ilegible, incluso dudo si la escribí yo.
Al revisarla con más detalle, me convenzo de que la letra es mía, pero igual sigo sin entenderla. No recuerdo la circunstancia cuando la escribí, hace 3 años. Estoy casi seguro de haber estado definitivamente borracho; reclamo airadamente varias cosas, las notas son simpáticas, casi inteligentes, la aparente poesía es pésima, un balbuceo escrito, un berrinche, ni siquiera tierno:
"Abrázame Selene, sé que ya te vas..."
y así otras idioteces, para rematar en
"...hipócrita blanquecina
volverás hoy
y mañana."
seguramente estaba solo, y como no pierdo oportunidad de divertirme, aunque sea a costa mía, una de las notas
"Etapa perro: gritos a la luna"
otra
"¿Como dice que la conoció?
Y por lo menos sé que tuve oportunidad de burlarme un poco, por adelantado de lo que releo. Aunque a mi me gustaría entender esa que no entiendo. Pero no se puede hacer todo en una noche.
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