Good enough

Sabe el cielo
que en el hielo de cada gota
se cifra ínfimo tu deseo.

Llueve
sobre cada torturada cabeza
y trae ecos de los desiertos
que en realidad somos
Llueve y en la ciudad,
no hay un alma que se acuerde
que esto fue lo que quisimos.
Deja entonces a la lluvia
lavarnos, arrastrarnos
a un olvido duradero,
eterno si es posible.

En las calles
en la oscuridad, se esconde el anverso
de cada gota, su última negación.
La lluvia termina ahí.
Todo termina ahí.

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