30 going 40
Me conoces bien, sabes del lívido arte mío de desconocerme, desdoblarme al punto de convertirme en un extraño. Sabandija despreciable y lejanamente cómica.
Cúbreme, llena mi noche de reproche y café, atúrdeme con la lengua; expónme al escarnio del que no pudo escapar. Vamos así llenándonos del alquitrán que son nuestras almas, agotémonos en el vano intento de encontrarnos, y que la sonrisa cansada del desconcierto sea el dulce comienzo de un nuevo ascenso donde los años nos parecerán blandos y tantas cosas pasarán y todo parecerá bueno y vasto y casi justo. Alrededor la sangre y el humo serán de nuevo solo el pasajero tema que apenas se comenta, las manos irán y vendrán y de tarde en tarde habrá algo después de comer que se parecerá a la satisfacción. Pero no.
Ahí, tras esa cortina de vida, entre nuestros dedos enlazados comenzará la vibración nuevamente. Desde atrás, desde el simple consuelo de haberlo presentido, la hecatómbe, todo en añicos, astillas y la carcajada triunfante de los que ya eramos ruinas.
Cúbreme, llena mi noche de reproche y café, atúrdeme con la lengua; expónme al escarnio del que no pudo escapar. Vamos así llenándonos del alquitrán que son nuestras almas, agotémonos en el vano intento de encontrarnos, y que la sonrisa cansada del desconcierto sea el dulce comienzo de un nuevo ascenso donde los años nos parecerán blandos y tantas cosas pasarán y todo parecerá bueno y vasto y casi justo. Alrededor la sangre y el humo serán de nuevo solo el pasajero tema que apenas se comenta, las manos irán y vendrán y de tarde en tarde habrá algo después de comer que se parecerá a la satisfacción. Pero no.
Ahí, tras esa cortina de vida, entre nuestros dedos enlazados comenzará la vibración nuevamente. Desde atrás, desde el simple consuelo de haberlo presentido, la hecatómbe, todo en añicos, astillas y la carcajada triunfante de los que ya eramos ruinas.
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